Gloria Ram

NANKURUNAISA

"Todo pasa / Everything passes"

Fecha / date: 16/02/22

Explicación / Explanation:

El centro en el que haría las prácticas y más tarde trabajaría, era concertado. 

En él, había de todo, desde un cerebro de la Nasa hasta la matriarca de un clan de drogas. 

Prueba evidente de que el paso de los años y la enfermedad no discriminaba. !Había pañales y pastillas para todos!.

!Ironías de la vida!, aquellas personas que probablemente jamás hubiesen compartido mesa, habían acabado naufragando todas en la misma isla de cemento, aunque cada una tuviera su cama y disfrutase de privilegios en función de la cuota mensual que pagaba.

En seguida comprendí que aún sin tener garantías de nada, debía currármelo para no llegar a cierta edad hecha una mierda. 

Para llegar a ser un día la vieja que moría plácidamente en su cama ( "La niña vieja"/ 2019 dibujos), no quedaba otra que trabajar para convertirme en ella.

Tampoco tardé en percatarme de la dificultad que los trabajadores del centro tenían para ofrecer una atención de calidad. Más por falta de recursos que de ganas.

Pocas manos para muchos, un ritmo frenético de trabajo y un slogan: !Hazlo despacio, pero acelera!. 

Algo así como si te dijeran: Vísteme despacio que tengo mucha prisa, pero recuerda que estás con el agua al cuello y te va a pillar el toro, !corre!.

En cuanto puse un pie en aquel lugar me di cuenta de la diferencia entre la teoría y la práctica.

También de que mi idealismo no valía una mierda. 

!Aquello no dejaba de ser otra empresa y yo, una aspirante más a convertirme en empleada mal pagada algún día!.

Pero, el sueldo, los turnos o que algunos considerasen la labor de los gerocultores como una tarea sucia, no me preocupaba tanto como lograr ser capaz de atender las necesidades de aquellas personas de la mejor manera posible.

Aunque ciertamente resultaba de muy mal gusto oír a algunos refiriéndose a los sociosanitarios como limpia-culos, no me ofendía. Si acaso pensaba: Dios quiera que el día de mañana no necesites que te limpien el tuyo y que quién lo haga no te llame a ti pedazo de mierda.

En fin, ganas de aprender y de probar en aquel sector, sí tenía, !muchas!, pero dos semanas de prácticas bastaron para ahuyentar todos los pájaros de mi cabeza y para aceptar que lo que era, era, y yo no podía cambiarlo. 

Fue entonces cuando comprendí que si deseaba continuar por aquel camino debía tener siempre presente una cosa: 

El verdadero motivo que me había llevado a elegir aquel tipo de trabajo. 

!Eso me mantendría alerta para jamás deshumanizar mi tarea!.

Que yo supiera, el objetivo general de las instituciones geriátricas era proporcionar la debida atención sanitaria y de cuidados, prestando atención cuidadosa a las circunstancias personales.

Y a mi me parecía que, tristemente, en muchas ocasiones, los ancianos eran considerados números de habitación y cruces por tachar en una carpeta. Y aquella profesión, otra actividad mecánica más con la que generar ingresos al final de cada mes.

Eso, para los que cobraban, porque los de prácticas sólo aspirábamos a que nos dieran un "apto". !Qué menos, después de tenernos trabajando gratis en plena Semana Santa!.

Fueron días difíciles, no lo voy a negar.

No solo por mi total inexperiencia, sino por el ambiente de competencia y la contradicción entre lo que supuestamente debía hacerse y lo que finalmente se hacía.

Sobreviví a aquello mordiéndome la lengua y centrándome en hacerlo lo mejor que podía, aparcando mis juicios y sobre todo, manteniéndome al margen de conflictos y cotilleos que llovían por todos lados.

Volqué toda mi atención en tratar con el máximo respeto y cariño a aquellas personas que de lunes a domingo vivían lo mismo, cada cuál a su manera según sus circunstancias. 

A todos los trataba como me trataría a mí si estuviera en su piel.

Eso sí, con la misma precaución con la que me acercaría a un gato, porque de sobra sé que a cada uno le gusta ser tratado de una manera y eso hay que respetarlo.

Unos más locos, otros más cuerdos. Unos cabreados todo el rato, otros de mejor humor, pero todos y sin excepción, presos del mismo horario y rutina, día tras día, año tras año.

Recuerdo que la planta de encamados resultaba la más dura. 

Ya no por el esfuerzo físico que suponía mover (la mayoría de veces sin ayuda) aquellos cuerpos que parecían sacos de cemento, sino porque sólo de pensar que cualquiera podía acabar como ellos resultaba aterrador.

Algunos eran como bebés, aunque todos huérfanos y de tamaño XL, que se pasaban el día llorando o balbuceando, con la mirada perdida y sumergidos en una especie de limbo. 

También los había de los que una tenía que cuidarse, y en caso de topárselos por el pasillo, mantener las distancias o mejor, echar a correr, porque podían llegar a ser muy agresivos. 

Con toda sinceridad puedo decir que, pese a que había casos y casos, nunca sentí pena por ninguno de ellos. 

Puedo sentir muchas cosas, !a veces hasta creo que demasiado!, pero raramente caigo en la trampa de sentir lástima por nadie. De alguna manera, siento que no es justo y que de hacerlo, estaría mirando a esa persona por encima del hombro, !como si me sintiera superior a ella!.

En última instancia, cada cuál es responsable de la vida que ha llevado y a todos nos llega el día en el que toca recoger lo sembrado y afrontar lo que sea o venga, por duro que sea. 

Mi función podía ser la de acompañar, cuidar e intentar hacerle la vida más fácil a otros, pero nunca la de salvar a nadie de sus circunstancias.

Aún así, he de señalar que los primeros días, no sólo regresaba a casa agotada, sino invadida por una profunda tristeza que no comprendía.

Pese a comprender que los demonios de otros no me pertenecían, no podía evitar que aquel ambiente me afectara.

Lo que más me desconcertaba era pensar que alguien pudiera acabar sus días en un lugar como aquel. Aunque jamás se me ocurrió juzgar a los familiares que los habían internado allí.

El que yo pensase que nunca le haría eso a ningún ser querido o que prefería estar muerta antes que residir en un asilo, no era obstáculo para que pudiera ponerme en el lugar de aquellos que lamentablemente habían tenido que tomar una decisión tan dura como esa. 

Cada uno sabía su historia y habían tantas, como personas y familias. 

Lo que sí sabía era que muchos de los residentes allí ingresados requerían atención las 24 horas !y que ocho ya me parecían demasiadas!.

Especialmente en el caso de personas que sufrían de Alzheimer o demencia, que eran un peligro viviente.

Al margen del estilo de vida que llevábamos, que obviamente influía, ¿ cómo podía la mente deteriorarse de tal manera?, ¿y por qué les tocaba a unos y a otros no?, ¿se trataba de una lotería macabra?. 

Puede que esté equivocada, pero siempre tuve la sensación de que cualquier tipo de demencia podría guardar relación con conflictos sin resolver. 

De algún modo, me parece la manera más efectiva de huir del dolor insoportable que debe producir saber que se acaba el tiempo y sentir que tu existencia ha sido en balde. 

(!No quiero que me suceda!, y de ahí mi interés en asegurarme que no huyo de nada ni de nadie. Prefiero enfrentar lo que quiera que sea antes de que ese algo me acabe atrapando. No sé si lo conseguiré...).

O puede que quizá, la demencia sólo sea consecuencia del deseo de abandonar el planeta, del miedo a hacerlo, de la incapacidad de afrontar las cosas como son, de la falta de perdón o simplemente de no saber vivir simplemente en el aquí y el ahora. 

También imagino que puesto que la vida son ciclos, llega un momento que no queda otra que cerrarlos y esa puede ser una manera de hacerlo.

¿Y si los que crecieron muy rápido o no pudieron vivir su infancia, tienen que convertirse en niño antes de su partida?. ¿Y si fuese ese el motivo por el cual a algunos nos toca vivir la vejez y en la vejez volver a la infancia?. 

¿Y si para volver a nacer, es imprescindible des-nacer antes?. 

!Quién sabe!. 

La anciana que aparece en el dibujo la hice pensando en una residente del centro.

La dibujé al día siguiente de soñar con ella. 

En mi sueño aparecía elegantemente vestida y convertida en la mujer de setenta y pico que podría haber sido. 

Una señora muy educada, totalmente independiente, con plenas facultades mentales, llena de vitalidad, de pie, capaz de caminar erguida y muy feliz. 

- Mírame, yo soy así -  me decía con una amplia sonrisa, y yo le contestaba lo mucho que me alegraba de verla.

Seguidamente, manteníamos una animada conversación, la cual lamenté no poder recordar al despertar.

Entonces no sabía que moriría al cabo de muy poco tiempo.

Aunque, según me contaron, ya llevaba tantos años en aquel estado, que a primera vista, lo suyo no podía llamarse "vida". Aparentemente, simplemente vegetaba, ya fuera en la cama o en un sofá.

Pese a ello, nunca puse en duda que de algún modo se enteraba de todo lo que acontecía a su alrededor y siempre actué en consecuencia.

Tras acabar las prácticas y antes de saber que dos semanas más tarde, justamente el día de mi cumpleaños, me llamarían para trabajar, sólo tenía una cosa clara: 

Del negocio que hacían los geriátricos a costa de la salud y del bienestar de los mayores. 

Y de que no cabía duda de que, de alguna manera, al Estado le interesaba alargar la vida de personas mayores dependientes.

A mí me parecía que, en ciertos casos, aquello sólo aumentaba el sufrimiento, tanto de los ancianos como de las familias.

Si somos afortunados, llegaremos a viejos. Y sólo por eso, lo que pase con nuestros mayores, es asunto nuestro. 

Recuerda que ellos también somos nosotros. Acuérdate de todos y por supuesto, no te olvides de ti.

Explanation:

The home for the elderly where I did my intership was an associate centre, which means that there were people of all kinds. 

You could find from a NASA employee to a matriarch of a drug clan. 

This is evident proof that the passing years and disease do not discriminate anyone. There are pills and diapers for everyone!

It is strange how life can be ironic! People who would not have ever shared table, had ended up sharing the same shelter. 

Although each one had their own bed and enjoyed privileges depending of the monthly fee they paid.

So, even with no guarantee of anything, I determined to work hard in order for me not to get to certain age feeling like crap.  

To expect to be the old lady of my drawing ( The Old Kid, 2019 drawings) I had to make sure that I had the chance to turn into her.

Nor did it take me long to realize how difficult it was for the centre´s workers to provide quality care, which was due more to the lack of resources than to desire.

Few hands for many, a frenetic pace of work and a slogan: Do it slowly, but accelerate!.

I soon realized that my idealism was worth nothing.

As for me, the only thing I could  expect was to turn someday into an underpaid employee!

Yet, the salary, the shifts or the fact that some people considered the work I wanted to do as a dirty task, did not matter to me as much as the fact of being capable of meeting the needs of those people in the best possible way.

Although it was certainly annoying to hear some people refer to nursing home carers as mere "ass cleaners", it did not offend me. Those times, I just thought: 

 I hope you will not need to have yours cleaned up tomorrow. Also, that whoever who carries out the task, do not call you "piece of shit".

In short, two weeks of practice were enough for me to accept that "that was what it was" and I could not change it. 

During those weeks I fully understood that if I eventually decided  to follow that path, I should always have to bear something in mind: My purpose. 

That would prevent me from deshumanizing the task!.

As far as I knew, the general goal of geriatric institutions were to provide health care and support by paying careful attention to personal circumstances.

However, sadly, many times, the elderly seemed to be just room numbers and crosses to cross off in a folder. 

Their care, instead of a service, looked like any another mechanical activity. Just a way to get paid at the end of the month.

The latest for the employees. The trainees could only aspire to pass and get the certificate. That was the reason why we were working for free in Holy week!.

They were tough times, I will not deny it.

Not only because of my total inexperience, but also because of the environment of competence and the contradictions existent between what it was supposed to be done and what it was actually carried out.

I survived that experience biting my tongue and focusing on learning, trying to ignore my own judgments and above all, staying away from any conflicts and gossip.

I focused all my attention on treating with the utmost respect and affection those people who lived the same thing from Monday to Sunday, each in their own way according to their circumstances.

I treated everyone the way I would treat myself if I were in their skin.

But, of course, with the same caution that I would approach a cat, because I know that everyone likes to be treated in a determined way and that must be respected.

Some were crazier than others. Many were ill-tempered, others nicer, but all of them withour exception, prisoners of the same schedule and routine, day after day, year after year.

I remember that the plant of the bedridden patients was the hardest.

Not only because of the physical effort involved in moving (most of the time without help) those bodies that looked like cement bags, but also because just thinking that anyone could end up like them was terrifying.

Some were like babies, although all orphans and XL size, who spent the day crying or babbling, with their eyes lost and immersed in a kind of limbo.

There were also those that you had to take care of, and in case you ran into them down the hallway, keep your distance or better, run, because they could become very aggressive.

I can say in all honesty that, despite of the diversity of cases, I never felt sorry for any of them.

I can feel many things, sometimes even too much! but I rarely fall into the trap of feeling sorry for anyone. Somehow I feel that it is not fair and that if I did, I would be looking at that person over my shoulder, as if I felt superior!.

Ultimately, everyone is responsible for the life they have led. The day comes for all of us when it is time to reap the harvest of seeds sown and face whatever may be or may come, however hard it may be.

My role could be to accompany, care for and try to make life easier for others, but never to save anyone from their circumstances.

Still, I must point out that the first few days, not only did I return home exhausted, but filled with a deep sadness that I did not understand.

Although I understood that the demons of others did not belong to me, I could not help being affected by that environment.

What puzzled me the most was thinking that someone could end up their days in a place like that. However, I never dared judge the relatives that had decided to place those people in an institution.

The fact that I thought I would never do that to anyone I loved or that I would rather be dead than reside in a nursing home, did not mean that I could not put myself in the shoes of those people who had had to make such a tough decision.

Everyone knew their story and there were as many as people and families.

What I did know was that many of the residents there needed 24-hour care and that eight hours already seemed too much!.

Particularly, in the case of people suffering from Alzheimer or dementia. They were a living danger!.

Leaving aside our detrimental lifestyle habits and choices, which obviously hurt us so much, how could the mind be so deteriorated? And, why did it happen to some and not to others?. Was that some kind of macabre lottery? 

I may be wrong but I always have had the feeling that any kind of dementia is also related to unresolved conflicts.

Somehow, it seems to me the most effective way to escape the unbearable pain that must produce knowing that time is running out and feeling that your existence has been in vain.

( I do not want it to happen to me! Therefore, I try to make sure that I do not run away from anyone or anything. I´d  rather face it than get caught!.

Or perhaps, it is just a consequence of the desire to leave the planet, of the fear to do it, of the inability to face things as they are, of the lack of forgiveness or simply, of not knowing how to live in here and now.

I also imagine that since life is a cycle, there comes a time when there is nothing left but to close them, and everyone has their own way. Who knows...

The old woman that appears in this drawing represented a real resident of the centre.

I wanted to draw her, the day after dreaming about her.

In my dream she appeared very elegant and well dressed and turned into the woman in her seventies that could have been. 

Highly educated, totally independent, with full mental faculties, full of vitality, capable of standing upright and walking, and very happy.

- Look at me, This is me! - she claimed with a bright smile on her face and I told her how happy I was to meet her.

Then, we maintained a lively conversation, which I could not remember when I woke up.

At that point in in time, I didn’t know she would die very soon.

Although, after so many years in her state (she was with a very serious disability, bedridden and unable to communicate through words or gestures), it was not everyone that could denominate her existence as "living". 

She only seemed to vegetate.

However, I always had the feeling that she was aware of everything that happened around and I always acted consequently.

After finishing the working practices and before knowing that two weeks later I would be offered a job, I only had one thing clear:

The business that the nursing homes did at the expense of the health and well-being of the elderly.

And that there was no doubt that in some way, the State was interested in the long life of dependent old people.

It seemed to me that in certain cases, it only prolonged the suffering of the elderly and of families.

If we are lucky, we will grow old. And just for that, what happens to our elders is our business.

Bear in mind that they are also us. So, remember everyone. Don’t forget yourself.

Humee Hum Brahm Hum

Nankurunaisa