183. MOA
Parte 2-3 /Part 2-3
Explicación / Explanation:
Este dibujo llevó por título "La bruja emocional" hasta que se lo mostré a mi hijo mayor.
Pasó a llamarse "Noa" en cuanto me dijo que sabía del ave con el que acababa la cola de la serpiente blanca.
Según él, era clavadita a un ave extinta, vegetariana, que no podía volar, ¡y de la que jamás había oído hablar en mi vida!
A partir de ahí , dudé de si la protagonista principal de la lámina era la bruja de nariz aguileña, que venía a pedirme que me enfrentase al gran desafío de poner en orden mi mundo emocional.
-Si sigues permitiendo que tus emociones te dominen, ¡jamás vivirás la experiencia excitante que puede llegar a ser esta vida! Deja de creerte emocional, ¡y sé emocionante!- recuerdo que me dije tras acabar este dibujo, ¡como si hacer eso fuese tan fácil!
Fue debido a la insistencia de mi hijo, que no cesaba de hablar de moas, que pasé, en cuestión de días, de darle vueltas al papel que las emociones jugaban en mi vida, a pensar en la extinción...
Pero no en la extinción de aves, animales prehistóricos y demás, sino en la de la raza humana, y el papel que podría jugar la IA.
La primera sorprendida fui yo, porque no era un tema que me preocupase.
En mi opinión, seguir en este planeta repitiendo historias era peor castigo que desaparecer del mapa algún día, ¡cosa que suponía que pasaría tarde o temprano!
Finalmente, supuse que si el tema de la extinción humana rondaba por mi cabeza, no era debido al ave extinta, sino a que todavía tenía muy reciente el sueño que, en teoría, solo me estaba avisando de los peligros que la IA.
La cuestión es que, de repente, surgieron un montón de preguntas:
¿Nos dejaríamos extinguir por la IA o lograríamos mantener nuestra esencia a pesar de ella, más allá de ella, y de todos los cambios que trajese a nuestras vidas?
Resistirse a los avances tecnológicos, parecía inútil. Ceder en todo, no parecía una idea muy sensata... Pero realmente, ¿teníamos la opción de elegir?
¿Qué era la tecnología, el futuro o el principio del fin?
En cuanto a mí, me veía muy mayor para acabar viéndome convertida en un Sim. Desde luego, no me imaginaba ofreciéndome voluntaria para permitir que me implantasen microchips o wifi en el cerebro, ¡por muy mala cobertura que tuviese en casa!
Por el momento, estaba encantada con mi papel de humana en peligro de extinción, o desfasada, según se mire.
No tenía tarjeta de crédito, no usaba bizum, jamás me había dado por los videojuegos, ¡e incluso me repelía la idea de crearme un avatar para animar mis comentarios en Facebook!
¡Estaba muy lejos de convertirme en una mujer de estos tiempos! Y no me corría mucha prisa.
Respecto a la IA, todavía no tenía ninguna queja. Al contrario, no me parecía que estuviese ahí para hacernos la puñeta, y mucho menos, para llevarnos en contra de lo trascendental.
Es más, agradecía su ayuda. Nos permitía estar más conectados que nunca, ¡y era esa conexión lo que más nos estaba ayudando a crecer como seres humanos!
Internet me seguía pareciendo el mejor invento del siglo, por el acceso a infinidad de conferencias, libros, información, y lo mejor, a muchos puntos de vista diferentes...
Y además, si realmente no existían las casualidades, ¡tampoco era una casualidad que los avances tecnológicos se estuviesen dando en este tiempo!
Lo que sí me daba miedo era que la tecnología estuviese avanzando más rápido que la consciencia humana. Y también, no tener ni idea de hasta dónde habrían llegado ya avances tecnológicos que, como la mayoría de creaciones humanas, pudiesen traer consigo muchos peros y contras, cambios incómodos, o peor, consecuencias nefastas...
¡Efectos tan horribles como los que sufrían por nuestra culpa el resto de seres vivos con los que compartíamos el planeta!
¡Nosotros éramos la IA para ellos! Ciertamente, no éramos máquinas. Pero sí una plaga de animales disfrazados, desalmados y egoístas, que ni sabían ni dejaban vivir, ¡y cada día más desconectados de la Tierra!
Los humanos teníamos un sistema operativo complicado... Temíamos que A.I. acabase dominándonos, y al mismo tiempo, nos jactábamos de dominar el mundo, ¡como si fuese solo para nosotros!
Lo que más me desconcertaba era que tantas personas viesen los avances tecnológicos como una amenaza, y tan pocas se preguntasen por qué llevábamos siglos comportándonos como autómatas sin corazón, entre nosotros y con el resto de seres vivos.
A mi modo de entender, lo más alarmante no era la posible pérdida de nuestros empleos, de nuestras rutinas de mierda, de la "libertad"...
No eran los peligros de la creciente codependencia de la tecnología, ¡ y ni siquiera la desconexión del estilo de vida natural que tanto beneficiaba a nuestra salud física y mental!...
Lo verdaderamente preocupante era que la IA llegase a destronarnos, a nosotros, los reyes del mambo, y a gobernar tomándonos como ejemplo.
¡Vergüenza tendría que darnos criticarla si llega el día que nos veamos reflejados en ella!
Explanation:
This drawing was called ‘The Emotional Witch’ until I showed it to my eldest son.
According to him, it was similar to an extinct, vegetarian, flightless bird that I had never heard of in my life!
But not the extinction of birds, prehistoric animals and so on, but the extinction of the human race, and the role that AI could play.
In my opinion, staying on this planet repeating stories was worse punishment than disappearing from the map one day, which I already took for granted!
Finally, I assumed that if the subject of human extinction was on my mind, it was not because of the extinct bird my son was telling me about, but because of my most recent dream that seemed to warn me of the dangers of AI.
The point is that suddenly a lot of questions arose:
Would we let ourselves be extinguished by AI or would we manage to maintain our essence despite it, beyond it, and all the changes it would bring to our lives?
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