Gloria Ram

 147. TAURO / TAURUS

(Parte 2/2 - Part 2/2)

"Fuerte como una montaña" /

"Strong as a mountain"

Fecha / date: 15/05/22

"La abundancia no es sólo tener para compartir, 

sino tener con quién compartir"

"Abundance is not just to have for sharing, 

but having someone to share it with."

Explicación / Explanation:

-Sé como la montaña que permanece inmóvil. Que sólo te conmueva lo que merezca la pena- me decía, !cómo sí eso fuese tan fácil!

A punto de cumplir los 49, todavía me sorprendía echándome la culpa de todo lo que pasaba, únicamente porque sentía que me había ganado a pulso el papel de oveja negra de la familia... 

Al fin y al cabo, ¿ qué clase de madre les mostraba a sus hijos un video del Vaticano para persuadirles para que no tomasen la comunión?, por poner un ejemplo de mi manera de abarcar ciertas situaciones, que hacía a otros poner el grito en el cielo.

Era especialmente en reuniones familiares, que me daba cuenta de lo mucho que me costaba encajar entre los míos.

Curiosamente aquel mes de mayo había traído consigo otro de esos eventos a los que una no puede faltar.

Otra de esas ocasiones en las que no tuve más remedio que mirar a mi alrededor como si todo fuese un teatro, y yo una espectadora, observarme, y respirar profundamente mientras repetía el mantra:

-¡Que le den a todo! Hoy me niego a cabrearme. Ajo y agua.

Pero en aquella ocasión, además, volví a acordarme de aquel libro que me había gustado tanto, y que más adelante vería en película, donde también había una frase que decía:

"Los hijos pagan por los pecados de los padres"

-¡Pues vaya mierda de herencia les estoy dejando!-me dije, sin poder evitar sentir tristeza... Tristeza que eché a patadas en cuanto me percaté de que mi propio criterio no era de fiar. 

Lo que interpretaba como desplantes, podían no serlo... Y en cuanto a mis hijos, mi misión no era preocuparme por ellos, sino ocuparme de enseñarles que el trato que recibiesen de los demás no alteraba su valor. No les hacía ni más ni menos que nadie. 

Mi labor se limitaba a ayudarles a que aprendiesen a discernir a qué o a quién les merecía la pena o no prestar atención.

Así que, al final, lo único que hice fue sacarle partido a aquella reunión familiar.

Mi hijo pequeño y yo aprovechamos la ocasión para mostrar los imanes, y logramos vender un montón.

He de señalar que él vendió muchos más que yo. Daba gusto ver con qué alegría se movía, yendo de gira por los salones del restaurante en busca de posibles compradores.

-!Eso es perseverancia! Aprende del niño, tú que te frustras por el mero hecho de sentirte frustrada-me dije al verlo tan contento.

Con estos hijos tan majos, !cómo no me voy a sentir abundante!- me dije llena de orgullo.

Ser madre podía ser un tostón, pero tenía sus momentos. 

Convivir con dos niños tan distintos como el agua y el aceite,  resultaba agotador, pero me enseñaba muchas cosas.

Se peleaban tanto, que ni siquiera éramos capaces de dar un paseo tranquilo los tres juntos. Por eso, procuraba pasar tiempo con cada uno de ellos por separado. Estaba harta de discusiones, y de verlos compitiendo todo el rato.

¡Si hasta competían a la hora de poner su granito de arena en algún dibujo mío, cuando les pedía plasmar cualquiera de sus criaturas! (Dibujo 147. "El Observador"/2022 diario).

Con el mayor paseaba más a menudo, y cuando no se negaba, hacía los estiramientos que le habían mandado en rehabilitación. 

El otro me acompañaba a las clases de Yoga kundalini, lo cual había surgido de modo espontáneo... 

Comenzó la tarde que tenía clase, y una hora antes tuve que acudir con él a urgencias para que le revisasen el ojo izquierdo, donde unos días antes le habían puesto un parche. 

Se hizo tarde, no me daba tiempo a acercarlo a casa y en lugar de perderme la clase, pregunté si me podía acompañar.

No sólo me encantó comprobar que se sabía la mayoría de mantras, de los ratos que durante el confinamiento había practicado un poco de yoga con su hermano y conmigo, sino ver que, contra todo pronóstico, se quedó en su esterilla, sin armar barullo, y siguió la clase sin ningún tipo de problemas. 

Lo vi tan entusiasmado con la experiencia de practicar yoga en grupo, que le propuse acompañarme cada semana. Le di seis días para pensárselo y al séptimo lo apunté.

Las clases de yoga me parecían el mejor modo de desconectarme de mi vida doméstica, pero no me importó que mi pequeño me acompañase. 

Al contrario, me pareció una idea estupenda compartir más tiempo con él haciendo algo distinto, que sólo podría aportarle beneficios, y que tanto me gustaba hacer a mi.

Y porque, al fin y al cabo, tanto mis hijos como mi pareja eran los responsables de que me sintiese tan abundante. ¡Quién necesitaría desconectarse de su mayor riqueza!

La presencia de ellos en mi vida, me recordaba en todo momento que nadaba en la abundancia. No sólo tenía para compartir, sino con quién compartirlo.

Fue pensando en todo aquello que volví a releer la frase que había escrito en el dibujo de mi 49 cumpleaños y volví a decirme:

-Sabes lo que eres. Sabes lo que tienes. !Compórtate! ( Be+Have= Behave)

Porque me di cuenta de que, por dedicarle tanto tiempo a las actividades que más me gustaban, a menudo, sin quererlo, me desconectaba de ellos tres..

En cuanto a mi fiesta de cumpleaños sin niños, ese año decidí celebrarla por adelantado, por coincidir con un evento (a ciertas edades, ya no hay tiempo para supersticiones), y porque no iba a celebrarlo un domingo, que era cuando caía el 15. 

Salimos a bailar a un club donde nunca antes habíamos estado, y donde sabíamos que íbamos a encontramos con un montón de gente que "por h o por b", llevábamos siglos sin ver. 

!Qué bien poder compartir esa noche con tantas gente, aunque sepas que no están ahí porque sea tu día, precisamente!

La cuestión es que no sólo me lo pasé muy bien, sino que además una amiga se prestó a venderme unos imanes... !y vendió todos los que me había llevado! 

¡Qué pena que aquella noche se pasase tan rápido!

Pero, aún tuve tiempo para descansar sábado, y celebrarlo de nuevo, con mi pareja a solas, comiendo en un restaurante de comida india el domingo. 

Recibí muchas felicitaciones y me sentí muy feliz. 

-!Un fin de semana glorioso!- pensé, cuando vi que se estaba acabando... Hasta que los chicos regresaron a casa a las ocho de la tarde, y me encontré a uno llorando, con el pelo hecho un asco y lleno de rastas, y al otro, muy disgustado, y diciéndome que no quería volver a pasar otro fin de semana con su padre.

Pensé en la mujer montaña de mi dibujo, recordé lo fuerte que podría ser, y me dije: 

-Acepta lo que hay, compórtate, ¡y no permitas que nada te tambalee!

Explanation:

-Be like the mountain that stands still. Be touched only by what is worthwhile- I said to me, as if that were so easy!

I was about to turn 49 and I still caught myself blaming myself for everything that happened, just because I felt that I had earned the role of the black sheep of the family. 

After all, what kind of mother would show her children a video of the Vatican to persuade them not to take communion?, to give you an example of how I made others to scream blue murder.

It was especially at family gatherings that I realized how hard it was for me to fit in with my family.

Curiously, that month of May had brought with it another of those events that one cannot miss.

Another one of those occasions in which I had no choice but to look around as if I were a spectator, observe myself and breath deeply while repeating the mantra:

-Fuck it all! Today I refuse to be pissed off.

But on that occasion, moreover, I remembered again that book that I had liked so much, and that later I would see in a movie, where there was also a sentence that said:

"Children pay for the sins of their parents".

-Well, what a shitty inheritance I'm leaving them!- I said to myself, unable to avoid feeling sad.... Sadness that I kicked away when I realized that I no longer trusted my own judgment.

What I interpreted as rudeness, it could be just my interpretation ... And as for my children, my mission was not to worry about them, but to teach them that the treatment they received from others did not alter their value, nor did it make them more or less than anyone else. 

My task was limited to helping them learn to discern who or what was worth paying attention to or not paying attention to.

So, in the end, all I did was make the most of that family reunion.

My youngest son and I took advantage of the occasion to show off the magnets, and we managed to sell a lot of them.

I should point out that he sold a lot more than I did. It was good to see how happy he was, touring the halls of the restaurant looking for potential buyers.

That's perseverance! Learn from the boy, you, who get frustrated just because you feel frustrated- I said to myself when I saw him so happy.

With such nice children, how could I not feel abundant!- I said to myself proudly.

Being a mother could be exhausting, but it had its moments. 

Living with two children, who were like oil and water was not easy at all, but it taught me many things.

They fought so much that the three of us couldn't even take a quiet walk together. I often tried to spend time with each of them separately, because I was tired of arguing and seeing them competing with each other for any reason, all the time.

They would even argue when I asked them to participate in one of my drawings by adding  any of their creatures! (Drawing 147. "The Observer"/2022 journal).

I used to walk more often with the eldest, who I also accompanied during his stretching exercises when I managed to convince him of doing them.

The youngest accompanied me to the Kundalini Yoga classes...

It started the afternoon I had class, and an hour before I had to go with him to the Health Centre to have his left eye checked.

It was late, I didn't have time to take him home and I asked if he could come.

Not only was I delighted to see that he knew most of the mantras, from the times he had practiced yoga with his brother and me during the confinement, but also to see that against all odds, he stayed on his mat, without making a fuss, and followed the instructions without any problems. 

I saw him so enthusiastic about the experience of practicing yoga in a group, that I proposed to him to assist every week. I gave him six days to think about it and on the seventh day I signed him up.

Yoga classes were one of my best ways to disconnect from my home life, but I didn't mind taking my little boy with me. 

On the contrary, I thought it was a great idea to share more time with him doing something different, which could only bring him benefits, and which I liked so much.

And because, at the end of the day, both my children and my partner were responsible for making me feel so abundant. Who would need to disconnect from their greatest wealth!

Their presence in my life reminded me at all times that I lived in the lap of luxury . Not only did I have more than enough to share, but with whom to share it.

It was while thinking about the aforementioned that I went back to reread the words I had written on my 49th birthday drawing (Be+Have=Behave), and I again said to myself:

-You know what you are. You know what you have. Behave yourself! 

I had just remembered that due to the fact that I devoted so much time to the activities I loved the most, I often , unintentionally, disconnected from them three...

As for my birthday party without children, that year I decided to celebrate it in advance, to coincide with an event (At certain ages, there is no time for superstitions), and because I was not going to celebrate it on a Sunday, which was when the 15th fell. 

We went out to dance at a club where we had never been before, and where we knew we were going to find a lot of people that we had not seen for ages. 

How nice to share that night with so many people, even if you know they are not precisely there because it's your day!

The thing is that not only I had a great time, but also a friend of mine offered me her help to sell some magnets.... And she sold all the ones I had at that moment! 

What a pity that night went by so fast!

Although I still had time to rest on Saturday and celebrate with my partner alone, eating at an Indian restaurant on Sunday. 

I received many congratulations and felt very happy.

-A glorious weekend- I thought when I realized it was coming to an end... 

Until the boys came home at eight o'clock in the evening, and I found one of them with his hair in a mess, full of dreadlocks and crying, and the other, upset and telling me that he didn't want to go back to his father´s house.

At that moment, I again remembered the mountain woman, how strong I could be, and I said to myself: 

-Accept what is there, behave yourself, and let nothing rock you!

Movement at night -Strong as a mountain

La Casa de los Espíritus / Trailer.