174. INTENCIONES Y DESEOS/
INTENTIONS AND DESIRES
Parte 3/3 - Part 3-3
"Sal del círculo el tiempo
y entra en el círculo del amor"
y entra en el círculo del amor"
"Come out of the circle of time
and into the circle of love"
Rumi
Date/Fecha: 31/12/22
Explicación/ Explanation:
-¡Vaya mierda de oráculo me estoy dibujando!- exclamé en cuanto me percaté de que este dibujo se parecía cada vez más al resumen del mapa astrológico y numerológico que pintaba Youtube para el 2023.
¿Qué había sido del esquema de mis intenciones y deseos que pretendía plasmar?
En cuanto me di cuenta de la gran influencia que ejercía sobre mí todo lo que escuchaba en las redes, decidí continuar dibujando en silencio.
Que lo primero en aparecer fuese un lápiz de color, me dejó pensativa.
¡No hacía falta decir que seguiría dibujando al año siguiente!... ¿Qué clase de intención era esa? No tenía ningún sentido, y mucho menos mérito, proponerme algo que no me costaba ningún esfuerzo, y que sabía que haría de todas maneras.
Me enfadé conmigo misma. Sentí que no me estaba tomando en serio.
Para obtener diferentes resultados, debía comprometerme a hacer las cosas de manera distinta, ¡y no me estaba centrando en eso!
No sucedió hasta que dibujé los símbolos del Cho Ku Rei, del OM y las letras Hz, que vi en aquel lápiz, no una intención, sino la principal herramienta con la que contaba para expresar la voz de mi alma.
Conclusión que me llevó a dibujar la serpiente blanca con la que representé mis luces y mis sombras, mis instintos y reacciones viscerales...
Tan pronto la vi, me arrepentí de haberla puesto ahí. La presencia de aquel reptil me incomodaba.
Se suponía que mi último dibujo del año tenía como misión subirme la moral, ¡no hacerme caer en mi adicción al drama!... Lo curioso fue que, pese a que me puse a la defensiva, tomé la decisión de dejar aquel bicho con vida.
¡Y menos mal que lo hice! Porque en cuanto observé el tamaño tan ridículo de aquella culebrilla albina, supe que no estaba ahí para inyectarme veneno, sino para darme una pista de cómo avanzar.
Así pues, acabé interpretando su posición a los pies del enorme lápiz como la visión del largo camino curvilíneo y en constante movimiento que me quedaba por recorrer.
Sentí que por el tamaño de la serpiente, se me estaba diciendo que tenía que aprender a transitarlo sin desesperarme, con mucho amor y humildad.
Fue precisamente aquella interpretación, la que finalmente me condujo a observar hacia donde apuntaba la punta del lápiz, a pintarla de dorado y a trazar la línea serpenteante que la unía con el sol.
De repente, comprendí que para ascender y salir disparada al encuentro de mi mayor deseo, no sólo tenía que aprender a utilizar mi creatividad de forma más flexible y constructiva, sino también a servirme de cualquier herramienta que pudiese impulsarme, como el Reiki, la meditación y la música de alta vibración.
¡Porque dibujar por sí solo, jamás me llevaría a ver los cambios que deseaba en mi vida!
Dibujar era mi pasión, pero también un arma de doble filo...
Todavía tenía pendiente aprender a dosificar el tiempo que le dedicaba a mi actividad favorita.
Sabía que si no lo hacía, jamás lograría alcanzar el estado de alegría y satisfacción genuina que podría proporcionarme la conquista de la voluntad, la mayor de las riquezas a la que cualquiera puede aspirar y raramente alguien consigue.
Era un hecho que hacer garabatos no servía para cambiar los rasgos de mi personalidad que no me gustaban. Tampoco para acallar mi mente ruidosa, y mucho menos, para frenar mi parte reactiva, especialista en recolectar manzanas de la discordia.
Dibujando jamás me desharía de la quejica que habitaba en mí. Esa que, constantemente, se lamentaba de mis excesos, de mi indecisión e inseguridades, de lo todo lo que postergaba y del apego enfermizo que le tenía a mis rutinas favoritas.
Además, mi tendencia a dibujar en exceso empeoraba notablemente mi estado físico. Pobre cuerpo mío, ¡siempre lo ponía en el último lugar!...
Fue acordarme de mi cuerpo, y recordar la efectividad del yoga kundalini, de los beneficios de pasar más tiempo en la naturaleza, de realizar rutinas de entrenamiento para mantenerme en forma y de llevar una dieta más saludable...
En resumidas cuentas, me acordé de todo lo que sabía que daba resultado, y no ponía en práctica porque era muy poco disciplinada y demasiado comodona.
La satisfacción inmediata de dejarme absorber por mis pasiones siempre era más fuerte que mis lamentos por no hacer lo que sabía que me haría bien.
-¡Lástima que ya no quede espacio para plasmar ni una herramienta más! - me quejé en cuanto observé que, entre garabatos y frases sacadas de la última meditación guiada, ya había consumido el espacio reservado para plasmar mis "buenas intenciones" para el próximo año.
Enseguida supe que la falta de espacio no era una casualidad.
Aquella falta de previsión reflejaba a la perfección los principales obstáculos a los que me enfrentaba a la hora de implementar cualquier rutina nueva en mi día a día:
Mi pésima organización y mi orden de prioridades.
Anteponer lo que me apetecía a lo que me convenía, me tenía presa de las manecillas de un reloj que, más que marcar las horas, las consumía en un segundo. Mi tendencia a dejarme llevar no me permitía escapar del círculo vicioso de repetición en el que giraba.
De repente, vi muy claramente que lo único que tenía que hacer era amarme más y mejor.
Amarme por encima de todas las actividades por las que sentía predilección. Amarme más que a todos mis quehaceres, ¡y ser! Ser a cada instante el mejor humano que tuviese al alcance de la mano crearme...
Y para lograrlo, el autocuidado no era una opción, sino algo esencial, que raramente practicaba por creerme siempre demasiado ocupada.
¡Qué absurdo! Nada me impedía cuidar mejor de mí de lo que lo hacía. Información, tenía de sobra. Tiempo, también.
Lo único que necesitaba era cambiar el "tengo que" por "¡ahora sí!", hacerle caso a mi cuerpo, aunque no me apeteciese, y aprender a ser más constante y disciplinada.
De repente, la solución a mis problemas me pareció tan simple, que me eché a reír.
Y fue en ese momento que le dibujé a la chica el reloj sin manecillas entre las piernas y el pincho del pelo. Objetos de los que me serví para plasmar mi determinación de usar cualquier herramienta que me ayudase a anclarme al suelo y a no perder de vista el norte en el 2023.
¡Llevaba casi medio siglo danto tumbos con la cabeza en las nubes, y eso era demasiado tiempo!
-De no ser porque quiero acabar este dibujo antes de la noche del 31, ¡empezaría ahora mismo!- le respondí al grito de auxilio de mi cuerpo, que esa vez se sirvió de mi rodilla derecha para recordarme que llevaba demasiadas horas sentada.
Grito, que por supuesto, ignoré, como de costumbre... ¡Ya habría tiempo de ocuparme de mi cuerpo al año siguiente!
En ese momento, lo que más me apetecía era comenzar a plasmar mis deseos
¡Eso era más interesante que salir a dar un paseo para estirar las piernas!
Ya tenía decidido que dibujaría lo que saliese, por superficial o ridículo que pareciese...
Al fin y al cabo, mis deseos no suponían ninguna amenaza. No iban a arrastrarme a ninguna parte oscura de mi mundo...¡Por fin podía dejarme llevar! Si algo sabía con total seguridad era que no estaba por la labor de desearme ningún mal.
Lo primero en aparecer fue el símbolo de la paz, que nada tenía que ver con la utopía de un mundo más pacífico en el 2023, sino con el deseo individual de lograr hacer las paces conmigo misma.
¡Estaba harta de tantas batallas absurdas! Deseaba lograr más armonía en todos los aspectos de mi vida.
Armonía por la que ya sabía que tendría que pagar un precio... Si de veras quería ganármela, debía sacrificar mucho de mi tiempo libre...
¡Porque vivir en armonía era incompatible con la figura de madre, pareja y amiga enfrascada en sus hobbies, que descuidaba su salud y apenas se relacionaba con nadie!
Precisamente, fue el tema de la importancia que le daba a mis relaciones personales, lo que me condujo a dibujar los muñequitos de papel...
Con el grupito de los cuatro cogidos de la mano, representé mi gran deseo de poner todo de mi parte para crear más armonía en mi hogar y ver a mi familia crecer cada día más unida.
El resto de muñequitos los usé para representar a amistades en general.
Y si de algo me alegré mientras pensaba en ellas, fue que ya no ansiaba conocer a gente nueva.
Me alegró ver que, para variar, me conformaba con desear volverme lo suficientemente cautelosa como para conservar, estrechar lazos, alejarme y abrirme únicamente a personas con las que me mereciese la pena relacionarme...
Y fue mientras pensaba en estas últimas, que apareció la bola de discoteca.
Aparición que nada tuvo que ver con el deseo de salir de fiesta más a menudo de lo que lo hacía, puesto que eso era incompatible con mi intención de llevar una vida más sana y equilibrada...
Aquella bola la dibujé para plasmar la ilusión que me hacía la posibilidad de celebrar mi medio siglo de vida con una gran fiesta.
-¿Algo más que añadir?- me pregunté en cuanto vi que ya me estaba quedando sin espacio (¡Otra vez!).
Y justo cuando ya pensaba que no me quedaban ganas de desear nada más, apareció el deseo que deseaba mantener alejado de mí, por lo menos, durante dos o tres meses. Y aunque me quejé, decidí hacerle un hueco.
-¡Por supuesto que te vienes conmigo al 2023!- le dije al circulito negro con los garabatos que representaban las iniciales de mi nombre en mi idioma inventado, que usaba como logo de Gloria Ram.
Tan pronto lo hice, se me pasó por la cabeza todo lo que podría hacer y no hacía...Tener más iniciativa, buscar nuevos lugares donde exponer, aprender a usar la tecnología para embellecer mi página de arte y el blog...
-Bueno, ya veremos...-me dije desanimada en cuanto me percaté de que todas las tareas arriba mencionadas me resultaban tan tediosas, que me aburría solo de pensar en ellas. Y fue entonces que me dirigí al circulito que representaba a mi proyecto de marca personal y tristemente le dije:
-No es que no me guste tenerte en mi vida...Al contrario, ¡me encanta! El problema es que me haces sentir, ¿cómo decirlo?... ¡Insuficiente, es la palabra!
Y fue justo en ese momento, que comparé el tamaño de aquel circulito negro con el gran sol amarillo, y sonreí.
Me reí de mi misma, de lo ridícula que era al luchar por ignorar un deseo tan pequeñito e insignificante como aquel.
De repente, comprendí que no necesitaba olvidarme de él una temporada, sino aceptar el hecho de su existencia, y reconocer que una parte de mí se resistía a soltarlo.
-¿Por qué te cuesta tanto aceptar tu anhelo de experimentar la satisfacción de sacarle algún beneficio material a lo que más amas hacer?, ¡cómo si no tuvieses derecho a sentir lo que te de la gana!- me reproché.
Y entonces comprendí que lo que me hacía daño, no era tener un deseo tan descabellado, sino el sentimiento de cobardía que crecía en mí cada vez que renegaba de él porque el simple hecho de plantearme ir a por él, ya me suponía demasiado esfuerzo.
De repente, resonaron en mi mente las palabras del diseñador gráfico del 2020 ¡y al fin comprendí lo que había querido decir cuando me aconsejó separarme de mi obra!
Lo que me hacía daño era el error de acabar confundiendo a Gloria Ram con mi persona.
¡Qué idiota! La Gloria Ram que llevaba tres años enredándose con los hilos de su memoria aleatoria, y ofreciendo gustosamente lo que nadie le pedía, no era nadie, y mucho menos alguien a quién tuviese que rendirle o pedirle cuentas.
No había deudas entre nosotras, nada que echarnos en cara. Ni ella tenía que servirme de utilidad para conseguir algo, ni yo le debía tanta atención como le prestaba ¡Ella no era el sol alrededor del cual mi mundo entero debía girar!
El sol que no debía perder de vista no era aquel logo que me tenía eclipsada, sino el el círculo amarillo que contenía el símbolo de la runa Fehu. Era ahí donde debía poner mi atención...
Porque era ahí donde residía mi riqueza innata, la verdadera, la que no dependía de ningún medio externo, de la palmadita en la espalda de mi ego, de la reacción o los aplausos de terceros...
Tan pronto fui capaz de sentir a mi proyecto artístico como lo que realmente era, una parte ínfima de la expresión de mi ser, me resultó muy fácil reconocer que el origen de toda frustración en mí, no tenía que ver con ningún resultado externo, sino más bien con un fallo de conexión en mi circuito de comunicación interno...
¿Qué sentido tenía culparme por tener la estúpida creencia de no ser nunca suficiente? Aquel sentimiento de insuficiencia, ¿era realmente un problema? Y si no lo era, ¿por qué parecía serlo para mí?
No fue hasta que me pregunté el para qué sentía lo que sentía, que pude darme una respuesta que me dejase satisfecha.
De repente sentí que, la cuestión no residía en erradicar ninguna creencia, y mucho menos culparme por tenerla o juzgarla como buena o mala, sino en vencer la soberbia que me impedía aceptar que, efectivamente, muchas veces no estaría a la altura de lo que las situaciones externas demandasen de mí, ¡y no pasaba nada!
¡Al cuerno esa Gloria a la que le faltaba talento, picardía, coraje, conocimientos! ¡al cuerno con ella, incluso si no le falta nada y todo era producto de su fantasía!
Era afortunada porque podía expresarme a través del dibujo, ¡y eso enriquecía mi mundo más que todo lo que una parte de mí creía que le "faltaba" o podría lograr algún día!
- Ya ves, lo único que tengo que hacer es cuidarme más, convertir mi círculo de tiempo en un círculo de amor, cultivar mi alegría interior, pensar menos, decir «¡sí!» cada vez que me acosen los «peros»... ¡Y dejar de analizarlo todo tanto!- exclamé.
Y justo en ese momento, se pasó por mi mente la imagen de la protagonista de uno de mis dibujos favoritos de 2022.
-¡Ojalá no me olvidase tan rápido de los consejos que recibo y comparto!-le dije apenada a la chica del sombrero con cabeza de pez, que una vez me recordó que vivir del arte era una posibilidad entre un millón, que a mí ya me había sido concedida la alegría de poder vivir el arte ¡y eso no tenía precio!
Explanation:
-What a shitty oracle I'm drawing myself! - I exclaimed as soon as I realised that rather than an outline of intentions and wishes, this drawing was turning into a kind of summary of my astrological and numerological map according to Youtube.
As soon as I realised how much influence everything I heard about the energies of the coming year was having on me, I decided to continue drawing in silence.
Just in time! Because the time had come to express my intentions, and I couldn't borrow them from anyone, no matter how skilled that one was in the art of deciphering the mysteries of the Universe!
That the first thing to appear was a coloured pencil left me wondering.
Needless to say, I'd still be drawing the following year!... What kind of intention was that? There was no point, let alone merit, in setting out to do something I knew I would do anyway.
I got angry with myself because I felt I wasn't taken myself seriously.
I knew that in order to get different results, I had to commit to doing things differently, and I didn't seem to be focusing on that!
It wasn't until I drew the symbols of Cho Ku Rei, OM and the letters Hz, that I was able to accept that pencil, not as an intention, but as the main tool I had to express the voice of my soul.
A conclusion that led me to draw the white snake to represent my lights and my shadows, my instincts and visceral reactions...
Which I immediately regretted. The presence of that reptile made me uncomfortable.
I was supposed to be doing my last drawing of the year to boost my morale, not to indulge in my addiction to drama... The fact was that even though I became defensive, I made the decision to leave the critter alive.
And thank goodness I didn't! For after a while I noticed the ridiculous size of that albino shingles, and realised that it was not coming to inject me with its venom.
I soon interpreted its position at the foot of the huge pencil as the long, curving, constantly moving road I had yet to travel, which I had to learn to walk, not out of despair, but with great love and humility.
It was that interpretation that led me to observe where the tip of the pencil was pointing, to paint it golden and to trace the serpentine line that joined it to the sun.
Action that led me to realise that in order to ascend and to go forth to meet my greatest desire, I not only had to use my creativity in a more flexible and constructive way, but also to make use of whatever tools could propel me, as was the case with Reiki, meditation and high vibrational music.
Because drawing alone would never lead to the changes I wanted to see in my life!
Drawing was my passion, but it was also a double-edged sword....
If I didn't dose the time I devoted to it, I would never reach the state of joy and genuine satisfaction that the conquest of will gives you. Undoubtedly, the greatest of all riches to which anyone can aspire and rarely achieves.
Doodling wouldn't ever make changes in my personality.
It wasn't enough to quiet my noisy mind. Nor to curb my reactive side, a specialist in cultivating apples of discord. Much less, to get rid of the whiner in me who constantly complained about my excesses, my indecisiveness and insecurities, body pain, the chaos I created, my attachment to my favourite routines...
Besides, it was a fact that drawing so much was noticeably worsening my physical condition - poor body of mine, I never wanted to listen to it! ...
At that moment, I remembered the effectiveness of kundalini yoga, the benefits of spending more time in nature, doing fitness routines to keep myself fit and eating a healthier diet....
In short, I recall the activities that I knew worked, but didn't put into practice because I lacked the discipline to not get sucked into my passions, and because I loved feeling comfortable.
-It's a pity there's no more space left to draw more tools! - I complained as soon as I noticed that, between scribbles and phrases taken from the last meditation, I had already used up the space reserved for my ‘good intentions’.
And I immediately knew that the lack of space was no accident.
My lack of foresight reflected the main obstacles I faced in implementing any new routine in my day-to-day life:
My lousy organisation and order of priorities.
Putting what I loved to do before what was convenient for me, was what kept me imprisoned by the hands of the clock which, rather than marking the hours, consumed them all in a second, keeping me spinning in a vicious circle of repetition.
I had to love myself more and better! To love myself above any doing, because I knew that my existence was not about doing, but about being... To be at every moment the best human being that I could create for myself...
Self care was essential to strenghten myself and becoming a better person.
Nothing prevented me from taking better care of myself. I had plenty of information! I just needed to change the ‘I have to’ for ‘Do it now!’concerning my body's needs, even if I didn't feel like paying attention to it, and to be more constant and disciplined.
Suddenly, the solution to everything seemed so simple that I burst out laughing. And I took advantage of this moment of joy to draw the girl the handless watch between her legs and the hair skewer.
It seemed to me that those two objects summed up perfectly my determination to use any tool at my disposal to anchor myself to the ground and not lose sight of the north.
Because I'd had enough of stumbling around with my head in the clouds for almost half a century!
-If it weren't for the fact that time was running out, I'd start right now!- I said to myself when I felt the body scream for help through my right knee and I noticed that I had been drawing for too many hours already.
A cry that I ignored, as usual. I would take better care of my body next year!
The time had come to talk about my wishes, which interested me more than going for a walk in the street.
I was excited! I had already decided that I would draw whatever came out, however superficial or ridiculous it might seem ....
After all, my desires were not a threat. They weren't going to drag me into any dark part of my world. If there was one thing I knew for sure, it was that I was in no mood to wish me any harm.
The first thing to appear was the peace symbol , which had nothing to do with the utopia of a more peaceful world in 2023, but with my individual desire to make peace with myself.
I was fed up with absurd battles! I wanted to achieve more harmony in all aspects of my life.
Harmony for which I would have to pay a price! If I really wanted it, I would have to sacrifice a lot of my free time...
Because I knew that living in harmony was incompatible with the figure of a mother, partner and friend who was engrossed in her hobbies that neglected her health and hardly interacted with anyone.
It was precisely the theme of the importance I gave to relationships in my life that led me to draw the little paper dolls...
With the group of four holding hands, I represented my great desire to do my part to create more harmony in my home and to see my family grow closer together every day.
The rest of the dolls I used to represent friendships in general.
And if there was one thing I was happy about while I was thinking about them, it was that I was no longer anxious to meet new people.
I got glad to see that I was content with wishing to become cautious enough to keep, to bond, to distance myself and to open up only to people worth relating to...
It was while I was thinking about the latter that the disco ball appeared.
But its appearance in this drawing had nothing to do with the desire to go out partying more often, since that was incompatible with my intention to lead a healthier and more balanced life.
That ball appeared to express my excitement at the prospect of celebrating my half-century of life with a big party.
-Anything else to add? I asked myself as soon as I saw that I was running out of space (Again!).
And just when I thought I didn't feel like wishing for anything else, the wish that I wanted to keep away from me, at least until the end of February or March, appeared. And, although I complained, I decided to make room for it.
-Of course you´re coming with me to 2023!- I said to the little black circle with the squiggles representing the initials of my name, which was Gloria Ram's logo.
And as soon as I did that, I thought of all the things I could do but never did... To have more initiative, to look for new places to exhibit, to learn how to use technology to embellish my art page and blog...
-Well, we'll see...- I said to myself discouraged as soon as I realised that all the above mentioned tasks were so tedious that I got bored just thinking about them.
And it was then that I said to my personal branding project:
-It's not that I don't like having you in my life. On the contrary, I love it! The problem is that you make me feel, how should I put it... insufficient, is the word!
And just then, I compared the size of that little black circle with the big yellow sun, and I smiled.
I laughed at myself for the ridiculousness of pretending to ignore such a tiny, insignificant desire.
Suddenly, I realised that what I needed was not to ignore it for a while, but to accept the fact of its existence, and to recognise that a part of me was reluctant to let it go.
Why was it so hard for me to accept my longing to experience the satisfaction of getting some material benefit from what I loved to do, as if I didn't have the right to feel whatever I wanted?
Suddenly I realised that what was hurting me was not this seemingly crazy desire, but the feeling of cowardice that grew in me every time I denied it, because the mere fact of considering going for it was already too much of an effort.
Then, the words of the 2020 graphic designer echoed in my mind and I finally understood what he meant when he advised me to separate myself from my art work!
I realised that I had unwittingly confused Gloria Ram with myself.
What an idiot! The Gloria Ram who had been tangling with the threads of her random memory for three years, and willingly offering what no one asked of her, was no one, much less someone to whom I had to be accountable or answerable.
There were no debts between us, nothing to hold against each other. Neither was she to be of any use to me in achieving anything, nor did I owe her so much attention, for she was not the sun around which my whole world was to revolve!
The sun I should not lose sight of was not the one in the logo that had eclipsed me, but the one represented by the yellow circle containing the Fehu rune symbol. It deserved my full attention.
Because it was there where my innate wealth resided, the real one, the one that did not depend on any external means, on the pat on the back of my ego, on the reaction or the applause of third parties...
As soon as I could feel my art project for what it really was, a tiny part of the expression of my being, it was very easy for me to recognise that the source of my frustration had nothing to do with something external, but with some faulty connection in my internal communication circuit....
I suddenly saw how wrong I was to blame myself for having the stupid belief that I was never enough.... After all, why should that feeling of inadequacy be a problem, and why did it seem to be a problem for me?
As soon as I replaced the last question with the one of why I felt what I felt, I noticed a smile on my face.
Somehow I understood that the question was not about eradicating any belief, let alone blaming myself for having it or judging it as good or bad, but about overcoming the pride that prevented me from accepting that, indeed, many times I would not be up to what the external situations demanded of me, and that was OK!
To hell with that that "Gloria" in me mine who lacked talent, mischief, courage, knowledge, or who was just so lost that identified herself with a terrible mind that played tricks on her!
-I was lucky. I could express myself through drawing, and that enriched my world more than anything I thought I ‘lacked’ or could achieve some day!
- You see, all I have to do is take care of myself more, turn my circle of time into a circle of love, cultivate my inner joy, think less, and say "yes!" every time I'm harassed by “buts”... And stop analysing everything so much!- I exclaimed.
It was then that the image of the protagonist of one of my favourite drawings of 2022 crossed my mind.
-I wish I wouldn't be so quick to forget the advice I receive and share!- I said ruefully to the girl in the fish-headed hat, who once reminded me that making a living from art was a one-in-a-million chance, and that I had already been granted the joy of being able to live art, which was priceless!
Depeche Mode - My Joy.
Om Daksham Namah - MANTRA
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