Gloria Ram

 134. TODO Y NADA/ 

ALL AND NOTHING

" Siempre en casa" / "Always at home"

Fecha / date: 18/02/22

"Hay que soñar mucho para aguantar esta ilusión tan decepcionante"

"You have to dream a lot to put up with this disappointing illusion"

Explicación / Explanation:

La última diosa que me había visitado me había recordado las ganas de comenzar algo nuevo, pero ella parecía seguir dormida, y yo continuaba sin decidirme  (Dibujo 131."Frejia"/2022 diario).

Sucedió que, en lugar de ponerme a pensar en que "proyecto" emprender para romper con la rutina, uní los últimos tres dibujos y al verlos, exclamé:

-¿Para qué más niños que alimentar?, !disfruta de esa preciosa barriga que tienes, ahora que puedes!

Y al decirme aquello, regresé al pasado y me acordé de lo horribles que habían sido mis dos embarazos. 

Lo mejor de mi experiencia como embarazada: tener canalillo, ver como se expandía mi barriga, sentir a mi bebé y lo mucho que disfrutaba comiendo. El resto, una tortura de  pies hinchados, sobrepeso, dolor permanente de espalda las veinticuatro horas, picores e insomnio.

Para colmo, las dos veces, me tocó hacer reposo absoluto a partir del cuarto mes. !Una pesadilla para alguien a quién le cuesta tanto permanecer tumbada sin poder hacer nada! 

Y sin embargo, !mis partos no podrían haber sido mejores!

Resultaba curioso que los momentos más emocionantes de mi vida hubiesen transcurrido en uno de los lugares a los que no regresaría nunca, un hospital.

La primera vez, me puse de parto a las treinta y cuatro semanas, y aquello fue como una meditación de yoga kundalini, pero a lo bestia. 

De las tres y media de la tarde que ingresé a las ocho y poco de esa misma tarde que di a luz, perdí la noción del tiempo casi por completo. 

De estar en una sala de parto repleta de mujeres a punto de parir, padres filmando con cámaras de video y sanitarios corriendo por todas partes, pasé a no ver a nadie, !de lo borracha que estaba por la oxitocina que creaba mi cuerpo!

Me recuerdo intercalando momentos de estar sentada semi desnuda, gimiendo como la niña del exorcista, a verme caminando alrededor de la camilla arrastrando los cables del monitor que controlaba los latidos del corazón del bebé. 

Contracciones, más contracciones, como si tuviera caballos galopando en mi interior, un hambre atroz, una magdalena, que fue lo único que pudieron ofrecerme de comer, y que tan pronto engullí, vomité...

Y acto seguido, traslado al quirófano que estaba frente de la sala donde me encontraba, mucha gente alrededor, la visión de un anillo de fuego, la sensación de que mi cuerpo se partía en dos, alivio, un beso fugaz al recién nacido más rojo que había visto nunca, una explosión de sentimientos... !y un vacío indescriptible! 

Porque en un santiamén, todos salieron corriendo, llevándose al okupa que vivía en mi barriga y dejándome a mí en aquella sala fría con la única compañía de la enfermera que me cosía los puntos... 

Quitando el final, que no fue el que me hubiese gustado, todo perfecto.

El de mi segundo hijo, fue completamente distinto, ¡toda una katarsis!

No había más parturienta que yo, y como llegué en fase de expulsión, ni tiempo tuvieron de ponerme un gotero. En cuestión de cuarenta y cinco minutos ya había acabado todo.

Parí de pie, fui la primera en tocar a mi bebé, que prácticamente salió disparado, y hasta le corté el cordón. 

Esa vez sí pude disfrutar de mi recién nacido en sus primeras horas de vida. Me lo puse sobre el pecho y ahí me lo dejaron, tal y como había salido, envuelto en una sustancia que parecía yeso.

-¡Menudo parto!- exclamó con una sonrisa de oreja a oreja la matrona inglesa tan simpática que me atendió.

-Si por mí fuese, ¡pariría una vez al año!, !toda una experiencia!- solía decirle a otras madres cuando salían estas conversaciones.

Puede que sonase exagerado, pero lo decía en serio. 

Aquel dolor, imposible de explicar, realmente merecía la pena. 

Pero, si de algo me había servido convertirme en mamá, era para apreciar haber nacido mujer. 

Sabía que como hombre jamás hubiese podido experimentar de forma tan intensa un proceso de creación tan hermoso y tan duro, como es el de traer un ser al mundo, y que comienza desde el minuto uno que sientes que podrías estar embarazada.

Que recordase el nacimiento de mis hijos como una de las mejores experiencias en mi vida, era para mosquearse. !Menuda masoquista! 

En cualquier caso, ya no tenía pensamientos de volver a servir de canal para aumentar la cifra de terrícolas. No tenía ni edad ni ganas. 

Por aquel entonces, se trataba de bajar del mundo de la imaginación alguna idea, de entre las tantas de las que allí aparecían como churros, a este planeta, la tierra de las limitaciones, el lugar donde lo más fácil era sufrir un aborto tras otro...

Parir el blog me había costado lo suyo, mantenerlo con vida, !más todavía! ( Dibujo 74."De parto"/2020 diario)

Será por eso que, en aquel momento en el que supuestamente debía avanzar, me lo pensé mejor, y di un paso atrás. 

Usé la excusa de todo lo que pasaba en el exterior para frenar mis impulsos, y acabé decidiendo regalarme todo el tiempo que pudiera para dibujar. Eso me hacía feliz. Era lo único que me hacía sentir siempre querida y en casa.

-!Lo haré para compensarme por los meses tan duros que he dejado atrás! Además, ¿para qué tanto parto? Mejor, me dedico a dibujar, que no provoca dolor y es lo más parecido a hacer el amor-me dije para justificar mi decisión.

Esta lámina la había comenzado algún tiempo atrás, pero la había dejado a medias para acabar las anteriores, por resonar estas más con mi estado de ánimo en el momento de realizarlas.

Cuando me decidí a terminarla, ya la tenía bastante avanzada.

Disfruté mucho haciéndola.

Después de todo, la energía pisciana siempre me hizo sentir como pez en el agua. 

Me llevaba directamente al mundo de los sueños, mi favorito, aunque mi fecha de nacimiento dijera que era terrestre al cuadrado.

Sumergirme de lleno en mi universo ilimitado de imágenes, siempre me recordaba que había muchos mundos, pero que todos estaban en este...

Que a veces, había que perderse para encontrarse, encerrarse para salir de uno mismo.

Que en este mundo, donde todo era verdad y mentira al mismo tiempo, ¡hacía falta soñar mucho para soportar una ilusión tan decepcionante!

Para mí, no había nada como dibujar, porque me permitía estar en todo y no ser nadie al mismo tiempo, y sentir que sólo existía de verdad cuando fluía sin aferrarme a nada.

Cuando terminé este dibujo, hubo un momento en que tuve la sensación de haber desaprendido un montón de cosas..., y me alegré.

-¡Qué bien me sienta dejar de ser, y saber que para sentirme viva sólo necesito mi droga y amor!- exclamé.

Explanation:

The last goddess who had visited me had reminded me of the desire to start something new, but she seemed to remain asleep and I could not make up my mind to do anything (Drawing 131, "Frejia"/2022 journal).

So instead of thinking about what "project" I could undertake to break the routine, I put the last three drawings together and when I saw them, I said to myself:

-What's the point of having more children to feed?, enjoy that beautiful belly you have, now that you can!

And as she said that to me, I couldn't help but remember how horrible my two pregnancies had been. 

The best thing about my experience as a pregnant woman: showing a good neckline, seeing my belly expand, feeling my baby and how much I enjoyed eating. The rest, a torture of swollen feet, overweight, permanent back pain around the clock, itching and insomnia.

To make matters worse, both times I had to go on bed rest after the fourth month. A nightmare for someone who finds it so hard to lie down and do nothing! 

And yet, my deliveries could not have been better!

It was curious that the most exciting moments of my life had taken place in one of the places I would never go, a hospital.

The first time, I went into labor at thirty-four weeks, and it was like a kundalini yoga meditation, but in a big way. 

From 15:30 in the afternoon when I went in to 20:00 or so that same afternoon when I gave birth, I lost track of time almost completely. 

From being in a delivery room full of women about to give birth, parents filming with video cameras and toilets running everywhere, I went to not seeing anyone, so drunk I was from the oxytocin my body was creating!

I remember interspersing moments of sitting half naked, moaning like the little girl in "The exorcist", to watching myself walking around the gurney dragging the wires of the monitor that controlled the baby's heartbeat. 

Contractions, more contractions, as if I had horses galloping inside me, an atrocious hunger, a muffin, which was the only thing they could offer me to eat, and that as soon as I gulped it down, I vomited.

And then, transfer to the operating room that was in front of the delivery room, many people around, the vision of a ring of fire, the feeling that my body was splitting in two, a kiss to the reddest newborn I had ever seen, an explosion of feelings, relief... and an indescribable emptiness! 

Because in a jiffy they all ran out, taking the squatter who lived in my belly with them and leaving me in that cold room with the only company of the nurse who was sewing my stitches.... 

Except for the ending, which was not what I would have liked, everything was perfect.

The delivery of my second child was completely different. That was a katharsis... There was no other laboring woman but me, and since I arrived in the expulsion phase, they didn't even have time to put me on a drip. In a matter of half an hour or so, it was all over.

I gave birth standing up, I was the first to touch my baby, which I practically caught in the air, and I even cut the umbilical cord. 

This time I was able to enjoy my newborn baby in his first hours of life. I put him on my chest and left him there, just as he had come out, wrapped in a substance that looked like plaster.

-What a delivery!- exclaimed the very nice British midwife who attended me, with a smile from ear to ear.

-If it were up to me, I'd give birth to a child once a year, it's quite an experience!- I used to say when these conversations with other mothers came up. 

It may have sounded exaggerated, but I meant it. 

That pain, impossible to explain, was worth it.

Besides, becoming a mother had made me appreciate being born a woman like never before. 

I knew that as a man I would never have been able to experience so intensely a process of creation as beautiful and as hard as bringing a being into the world, which begins from the first minute you had the feeling your were pregnant.

That I remembered the birth of my children as one of the best experiences in my life, was to be mad. What a masochist I was! 

This time it was not about being a channel to increase the number of earthlings. I wasn't old enough or willing.

It was a matter of bringing down from the world of the imagination some idea from among the many that were growing like hot cakes, to this planet, the land of limitations. The easiest thing to do was to suffer one miscarriage after another, and that was not at all pleasant.

To give birth to the blog had cost me a lot, to keep it alive, much more! ( Drawing 74. "In labour"/2020 journal).

So I took a step back and made the excuse of everything going on outside to curb my urges, and ended up deciding to take as much time as I could to draw, for the pleasure it gives me and because it always makes me feel loved and at home.

-For all the hard months I have left behind. Anyway, what's the point of all this childbirth? I'd better stay drawing, it doesn't cause pain and it's the closest thing to making love- I said to myself so as not to feel even a hint of guilt.

I had started this particular picture some time ago, but I had left it half finished to finish the previous ones, because they resonated more with what I was living at the time of making them.

When I decided to work on it, it was almost finished. Just a few touches and details were missing. 

I really enjoyed doing it.

After all, Piscean energy always made me feel like a fish in water. 

It took me straight into the world of dreams, my favorite, even though my birth date said I was earthly squared.

Immersing myself fully in my unlimited universe of images always reminded me that there were many worlds, but that they were all in this one....

That sometimes, one had to get lost to find oneself, to lock oneself up to get out of oneself.

That in this world, where everything was truth and lie at the same time, it was necessary to dream a lot to support this disappointing illusion!

For me, there was nothing like drawing because it allowed me to be in everything and to be nobody at the same time, and feel that I only really existed when I flowed without clinging to anything.

When I finished this drawing, there was a moment when I had the feeling of having unlearned a lot of things..., and I rejoiced.

-How good it feels to stop being and to know that to feel alive I only need my drug and love!- I exclaimed.

 Extremoduro-Necesito drogas y amor.